La sobreprotección o claves para no llegar a acompañar a tu hijo a una entrevista de trabajo

¿SOBREPROTEGEMOS A NUESTROS HIJOS, O LES ESTAMOS PROPORCIONANDO LAS HERRAMIENTAS ADECUADAS?
Como padres, siempre vamos a querer lo mejor para nuestros hijos. Cada familia tiene diferentes formas de educar, siempre válidas; pero también es cierto que existen estilos educativos que pueden tener consecuencias en áreas del desarrollo de los niños, que pueden llegar a perjudicarles a largo plazo. En este caso, hablamos de la sobreprotección.
Este es un estilo educativo, en el cual se asumen responsabilidades de los hijos, se les trata como si fueran más pequeños, se les resuelven los problemas, se les evita frustraciones… Los padres o cuidadores, con las mejores intenciones del mundo, quieren tanto a sus hijos, que actúan siempre como salvavidas; sin embargo, suele causar más mal del que intenta evitar.
La sobreprotección, mantenida en el tiempo,

  • Impide que el niño se enfrente a dificultades.
  • Hace que le cueste conocer quien es realmente.
  • Provoca que no desarrolle habilidades para desenvolverse con seguridad en sí mismo.

Es inviable sostener a largo plazo esa burbuja de protección hacia nuestros hijos, y cuando más adelante deban enfrentarse por sí mismos a situaciones que requieran independencia, pueden llegar a encontrarse sin recursos, sin habilidades, más vulnerables… o incluso incapaces de manejar la frustración que les produce no poder hacer las cosas por sí mismos.
¿Cómo saber si se está sobreprotegiendo a los hijos? Vamos a ver algunas conductas
que tenemos como padres o cuidadores y que pueden fomentar este estilo educativo:

  1. Hacer por nuestros hijos cosas que ellos pueden hacer por sí mismos. Si pueden
    hacerlo, ya sea con mayor o menor dificultad, hemos de dejarles desarrollar cierta
    autonomía.
  2. Hacernos responsables de las consecuencias de actos de nuestros hijos. Por ejemplo, pedir sus deberes por WhatsApp cuando se han olvidado de anotarlos para evitarle una riña del profesor, o coger por él los libros que va a necesitar.
  3. Evitarles hacer frente a dificultades para que no se lleven un desengaño o una
    decepción. Esto les impide desarrollar recursos y estrategias que les serán útiles y
    necesarias más adelante.
  4. Anticiparnos a sus necesidades, o resolver sus problemas antes de que ellos nos lo
    pidan. Es importante que aprendan a hacerse responsables de lo que les corresponde.
  5. No recriminar un mal comportamiento, y hacer como si no pasara nada cuando hacen algo que no deberían.
  6. Estar pendiente constantemente de todo lo que hacen, agobiarles con constantes explicaciones sobre los riesgos que corren o incluso prohibirles que hagan cosas
    por miedo a ensuciarse, o porque vayan a tardar mucho en hacerlo… Es adecuado
    ir proporcionándoles cierta libertad desde la seguridad en sí mismo

En resumen, son comportamientos que limitan las oportunidades de aprendizaje, responsabilidad, crecimiento y desarrollo personal. A continuación, algunas consecuencias psicológicas de la crianza con sobreprotección en los hijos:

1. Falta de autonomía en diferentes ámbitos de su vida. Al tener menos oportunidades de desarrollar su potencial, se van a sentir limitados. Si interiorizan que los padres siempre estarán para hacer las cosas por ellos, pueden adoptar posturas muy pasivas, esperando siempre que les den las cosas hechas o perdiendo oportunidades por no actuar de forma espontánea cuando corresponda.
2. La ansiedad en la toma de decisiones aumentará debido a la dependencia que se va
generando. Cuando tenga que enfrentarse a una decisión por sí mismo, se sentirá muy ansioso ante situaciones en las que deba responder o actuar sin ayuda.
3. También podrá desarrollar más miedos e inseguridad en sí mismo. La sobreprotección genera sentimientos de desconfianza en sus capacidades y puede convertirse en un adulto con baja autoestima; no se van a sentir capaces de resolver problemas sin depender de terceras personas.
4. Igualmente podría derivar en baja tolerancia a la frustración, no soportando incomodidad, contratiempos, dificultades…

Son muchos los factores que pueden verse implicados, es importante ir corrigiéndolo en
caso de caer en estas conductas, o solicitar ayuda si vemos que están surgiendo algunas
consecuencias de las mencionadas.
En todo caso, permitirles arriesgarse, equivocarse, intentarlo… es fundamental para que
aprendan, se responsabilicen y adquieran herramientas para la vida. Al fin y al cabo,
todos hemos de equivocarnos para aprender y adquirir habilidades.
Hemos de impulsar a los niños para que desarrollen las capacidades necesarias para
sobrepasar sus dificultades, con el objetivo de que se conviertan en niños, y más
adelante adultos, independientes y seguros de sí mismos.

Andrea Aguado

Psicóloga en Centros Crece Bien