Padres conscientes, padres presentes: dos claves para una educación sana

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Nuestra presencia y nuestro acompañamiento consciente son dos de los mejores regalos que podemos hacer a nuestros hijos. Porque la infancia es un momento muy importante que va a influir en el resto de nuestra vida.

La importancia de los primeros años

En la difícil tarea de criar y educar no existen las fórmulas mágicas si no que hay tantos caminos como familias, y de cada una de ellas depende cuál escoger. Sin embargo, partimos de que los primeros años de la infancia, desde el nacimiento hasta aproximadamente los tres años, son vitales para el desarrollo del niño y la creación del vínculo de apego por lo que vale la pena plantearnos muy bien cómo vamos a recorrer ese camino.

Y es que, nuestros hijos necesitan sentirse seguros y para ello la familia adquiere un papel fundamental; es ese refugio que todos necesitamos tener, y saber que siempre podemos apoyarnos en ella. Muchas veces pensamos que los niños necesitan actividades complejas y las mejores escuelas, y nos olvidamos de que realmente lo que más necesitan es una parentalidad positiva: tener a su lado a unos padres presentes y tranquilos, que sean sensibles a sus necesidades y que les quieran de manera incondicional. Esto no sólo va a marcar cómo se relacionarán con su entorno a futuro si no también su propio desarrollo emocional y psicológico.

Padres conscientes, padres presentes

Unos padres realmente conscientes de la responsabilidad que tienen para con la educación y la crianza de sus hijos ya han dado un paso de gigante en tan enorme tarea. Esa toma de conciencia va a permitir cuestionar más cada decisión, sin caer en lugares comunes, y que vivamos plenamente nuestra nueva condición; desde el aprendizaje y la transformación constante. Con sus aciertos y con sus errores.

La paternidad consciente es una forma de educar basada en la inteligencia emocional, entendiendo que una buena gestión de las emociones es el principio de unas buenas relaciones en la familia. Aquí nuestro propio ejemplo es esencial, y muchas veces requiere de un trabajo previo por nuestra parte, pero también es importante cómo les acompañamos a ellos.

Así, cuestiones como la escucha activa, la resolución de conflictos a través del diálogo y la negociación sin castigos, la observación y el apoyo de los talentos de nuestros hijos, la capacidad de aprovechar los errores para el aprendizaje y de interactuar de manera respetuosa tanto en familia como con nuestro entorno, el fomento del tiempo para jugar y la búsqueda de un ritmo mucho menos estresado, más lento que el de la sociedad en la que vivimos, influyen de manera positiva en su desarrollo emocional.

Pararse a reflexionar y replantearnos qué sienten nuestros hijos desde la empatía y la comprensión de la infancia es el principio fundamental de ese largo camino que puede hacerse mucho más transitable y agradable si lo hacemos de la mano.

¿Qué opináis? ¿Qué os gustaría transmitir a vuestros hijos? ¿Os consideráis unos padres conscientes y presentes?


En Crece Bien somos profesionales con amplia experiencia en inteligencia emocional. Si tienes alguna duda o necesitas alguna recomendación, te animamos a que contactes con nosotros, estaremos encantados de atenderte. Puedes hacerlo en el correo electrónico informacion@crecebien.es o en el teléfono 910002602