Ayudar con los miedos infantiles

El miedo, esa sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario, es un rasgo característico de la especie humana. En todos los lugares del mundo, en todas las culturas y en todas las etapas de la historia existió el miedo. Es una herencia genética, una clara herramienta de supervivencia que nos legaron nuestros ancestros.

También los niños de todo el mundo sienten miedo. Miedos que, en general, son normales y van evolucionando y cambiando su foco de atención conforme van pasando los años. En todos los casos, no obstante, hay una serie de consejos útiles para hacer frente a los miedo infantiles.

1. Seguridad y confianza

Los niños necesitan del apoyo de sus padres para vencer el miedo por lo que es conveniente no ignorar las manifestaciones de pánico ni minimizarlas con frases del estilo “no te asustes” o “tienes que ser valiente”. Con ese tipo de acciones conseguimos que los peques se sientan incomprendidos. Éstos necesitan unos padres que se muestren receptivos, seguros y les ofrezcan la confianza que requieren ante sus temores.

2. No forzar la sensación de miedo

Si un niño tiene miedo, por ejemplo, a la oscuridad, no podemos forzarle a enfrentarse a aquello a lo que teme y pretender que su miedo desaparezca de la noche a la mañana. Tampoco obviar sus temores. Lo ideal es planificar situaciones en las que el peque se vaya enfrentando a su miedo de forma gradual (con habitaciones con diferentes niveles de iluminación, por ejemplo) y sin forzar

3. No ridiculizar los miedos

Una conducta bastante extendida entre algunos padres es la de ridiculizar los miedos de sus hijos. Con esta actitud no sólo no lograremos que venzan su temor, sino que, además, estaremos fomentando una pérdida de confianza en sí mismo y en nosotros que le podrá llevar a ocultar su miedo. Igualmente, tampoco es recomendable reñir o castigar. Hay que tener presente que estamos buscando soluciones y que el niño necesita de nuestra empatía, confianza y comprensión.

4. Sentido del humor

No hay mayor enemigo del miedo que el sentido del humor. A través de la risa, la diversión y el juego podemos transformar aquello que es amenazador en algo simpático y de lo que podemos reírnos. En el caso del miedo a la oscuridad del que hemos hablado en el punto dos, por ejemplo, podríamos tirar de imaginación y meternos en el papel de personajes, como pueden ser los superhéroes, para combatir el miedo paulatinamente a través del juego.

5. Evitar los potenciadores del miedo

El cine violento o de terror, las historias tenebrosas de fantasmas o brujas o los mensajes amenazadores que escucha en su entorno (“Como no te portes bien, vendrá el hombre del saco a por ti”), son grandes potenciadores del miedo en niños que ya sufren temor por determinados aspectos. No se trata tanto de omitir de sus vidas cualquier exposición al miedo, porque al final el niño debe aceptar el miedo como una parte más de nuestras vidas, como de regular la exposición a estos potenciadores y estar presente para darles consejo, compañía y explicaciones a lo que ven/escuchan. El diálogo es siempre fundamental